viernes, 23 de agosto de 2013

CUENTO: El camarero Cemento.

"El camarero Cemento"



Esto era un hombre que tenía tres agujeros de la nariz y de pequeño todo el mundo le pegaba palizas con objetos inertes y gatos. Debido a la pechá de golpes que recibió en su infancia la cara se le quedó deformada en forma de "8", por lo que su familia comenzó a pegarle también.

El sueño de este ser era abrir un bar. Su abuela intentó asesinarlo, ya que el sueño de su familiar hembra adulta era que su nieto fuera constructor de fregonas. Después de su intento de asesinato se vio tan agobiada debido a que no podía cagar, que se metió una aspiradora por el culo y murió al succionarse el corazón. No contó con que su cuerpo era fláccido y blandito y que podía resultar peligroso. Como bien dice el refrán: "No se meta por ahí una aspiradora, señora, que la muerte será dolora."

En fin, la cuestión es que este hombre decidió ser diferente, pues lo era. No había nadie en el mundo que tuviera tres agujeros en la nariz. Esto era una bendición en verdad. Pues al tener más espacio en la nariz podía aspirar con mayor potencia, lo que le permitía a los pulmones obtener más oxígeno, el cual, era enviado a la sangre, que a su vez llegaba al cerebro. Y debido a tal cantidad de oxígeno y buena circulación sanguínea, aumentó su tamaño, gracias a que la forma en "8" de su cráneo se lo permitía. Era pues, la maldición convertida en bendición.

Obtuvo una gran inteligencia este señor, la cual utilizó para vengarse de los que de pequeño le habían pegado. Dichas personas eran todas gordas, pues le quitaban el bocadillo de pequeño. Pero no contaban con que este hombre (llamado Cemento, por cierto) sabiendo que le iban a quitar el alimento, colocaba entre las rebanadas de pan un poco de manteca de elefante con aguarrás de lámpara, mezcla supersónica la cual hace engordar a quien la ingiere, 30 años y 3 días y medio después.

Bueno, pues como iba diciendo, estas personas todas tenían bares, pues eran gordas y les gustaba comer (además eran un poco pobres porque sus clientes nunca tenían comida ya que los dueños se la comían toda cuando la traía el camión). La idea de Cemento era quitarles el negocio y dejarlos a todos en la ruina. Una vez conseguido, morirían todos de inanición y se pudrirían en sus bares, ya que su grasa y forma esférica les impediría moverse. Era el plan perfecto. Para ello, Cemento analizó al pueblo en el que vivía y se dio cuenta de que todo el mundo era tonto. Hacían cosas raras y comían piedras. No se sabe por qué, pero anualmente, todo el pueblo se reunía en la plaza y hacía una fiesta que consistía en quemar una hoja, bailar alrededor de ella al ritmo de rakatanga y después prender fuego a las casas y a un fresno. Bueno, pues el personaje de esta historia decidió utilizar tal retraso a su favor. ¿Cómo lo conseguirá? 

Muy sencillo. Cemento inventó una oferta bestial a la que ningún tonto, tacaño, oloriento y pobre podría resistirse. Lo que hizo fue fijarse en la oferta que todos los bares tenían en el mercado por aquel entonces: un tercio de cerveza y una tapa por 2 € y la sustituyó por otra parecida. Cambió el tercio de cerveza por un tercio en papel literamente, es decir, cogía papel de váter o normal y escribía en postura de Carlos Arguiñano un "1/3" mientras sudaba y se ponía rojo con los ojos desorbitados e inyectados en sangre (para que el cliente viera el esfuerzo y el arte. Lo que no sabían es que en verdad estaba plantando un pino). Con la tapa lo que hizo fue sustituir la tapa de comida por una tapa normal. Una tapa de un bote o algo así. El plan fue un éxito.

Todo el pueblo iba al bar y pedía la oferta del tercio y la tapa (inicialmente costaba 1,5€, pero luego dado los beneficios lo ascendió a 385€). La gente la pedía a millares y se sentaba en una silla, en la barra o en una cabra disecada que había en una esquina. Tocaban el papel (donde estaba escrito con boli el tercio) con mirada escrutadora y lo acariciaban. Al final sonreían y ponían cara de placer mientras decían: "¡REALMENTE ES UN BUEN TERCIO! ¡EL MEJOR QUE HE VISTO! ¡MI MUJER ME ODIA! ¡MIS HIJOS NO ME HABLAN! ¡QUIERO OTRO!". Y lo mismo pasaba con la tapa. La analizaban de arriba abajo, la acariciaban con la yema de los dedos para morderla suavemente y exclamar rebosantes de gozo: "¡ESTA TAPA ES SOBERBIA! ¿DIOS NOS AMA? ¡SOY UNA CHICA YEYÉ! ¡NECESITO MÁS, DAME MÁS, QUIERO MÁS, MOVE YOUR BODY, PÉGATE MÁS!"

Y consiguió lo que se propuso. Los demás bares cerraron con los dueños dentro de ellos, incapaces de moverse y se los comieron las ratas y las mariposas carnívoras de la región (que tenían tatuajes de Emma Watson y Lady Gaga cabalgando juntas en pony). Su fama se extendió por todo el mundo y personalidades de todas las naciones iban a su bar. Se hizo rico. Al principio todo era felicidad. Pero su alma se fue corrompiendo poco a poco. Su alma inocente y herida de niño al que todos pegan fue apagándose y sustituyéndose por otra egoísta y negra. La oscuridad se apoderó de su mirada, la cual solo ansiaba el poder y el dinero, los lujos y los placeres. Llegó hasta tal punto de insensibilidad que una vez incluso pegó a un perro. Era un cachorrito de labrador... le hizo daño.

El alma herida de jóven puede volverse como las almas que la herían de mayor. Así pues un día nuestro corrompido Cemento se compró una cafetera nueva. Vino mal de fábrica y la devolvió. La devolvió después de matar al niño con mocos que le entregó el paquete con una sonrisa llamando a su puerta en horario de siesta. Pero el dinero de la devolución nunca llegó a su cuenta bancaria. La ira se apoderó de su mente cegando cualquier uso de razón y mandó asesinar a toda la agencia de Nespresso. Pero eso no hizo que su dinero retornara a él. Una mañana, mientras defecaba, su corazón no pudo aguantar la presión del apretón y el agobio del dinero... y explotó como lo hizo el corazón de su difunta abuela. Y allí se quedó, tendido en el frío suelo de blanco mármol. Con el culo al aire y el mojón a medio salir. Con el último suspiro de metano. Con el último sentimiento del sabor metálico de la sangre. Pues ni la venganza ni el exceso, engordan más al que ya está obeso.


FIN

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martes, 20 de agosto de 2013

¡SOBER ANO VER ANO! (Versión para vagos lectores)

Hola a todos queridos queridos!

Bueno, me veo obligado a escribir en el Blog aunque sea un poquito no más wey ya que llevo dos meses sin hacerlo y la gente ha empezado a comprar orcas para matar a los peces de sus acuarios.


Como siempre podríamos empezar por muchos puntos, pero como una persona deficiente decente empezaré por el principio. Pero resumidamente, eso sí. Porque si no, nos podemos tirar aquí la del caracol que quería hacerse un bocadillo de choped pork.

Un día en el aeroculo aeroclub me pinché un dedo con un naranjo. Esto es algo que todo el mundo hace: pegar a los árboles cuando se portan mal. Pues bien, a mi me miró de mal rollo y se comió un moco delante de un vaso. Esto era una falta de educación bestial hacia el vaso, que estaba limpio y brillaba febrilmente al sol, así que le pegué un puñetazo y me clavé un minúsculo palito en un dedo. Me hice el fuerte porque no dolía absolutamente nada (era la excusa perfecta) pero me empezó a picar. Al cabo de unas horas lo que era una mano acabó como una ubre de vaca (VISITE AHORA WWW.MILKINGTHECOWSIRELAND.BLOGSPOT.ES Y RECIBIRÁ UN MOJÓN DE VACA TOTALMENTE GRATUITO), cual guante de esos de látex que todos hemos hinchado una vez en nuestra vida y le hemos puesto ojos como si fuera una gallina, pues así tenía yo la mano.

SOLUCIÓN: Ir a las 12 y pico de la noche a casa de un tío que me metió por el culo una jeringa para rinocerontes negros después de haberme pegado tortas en la nalga (de verdad, muy incómodo). Por la mañana ya todo era agua pasada y culo con dos anos.

Bueno y aquí voy a cortar porque la gente me dice que escribo unos tochacos y que les da pereza leer tanto. Por esta vez os vais a salir con la vuestra. Pero permitirme que os diga que sois unos vagos de mierda y que aquí se viene a leer, coño, no mariconear. So maricones. Que no sois capaces de llegar al final de un puto libro ilustrado de Pepa Pig, joder, con la triste y mierda de excusa de que "NO YO ES QUE PREFIERO LA PELÍCULA". CULTURA LEÑE, CULTURA.

Besitos.