jueves, 3 de abril de 2014

Los armarios

Los armarios







Los armarios... Dónde nacen? Tienen nombre? Realmente nos aman?

Son preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez en nuestra vida y creemos que somos justos con ellos, pero... De verdad respetamos los sentimientos de estos muebles? Respetamos sus derechos a tener hijos? Les alimentamos con una dieta sana y equilibrada? Si la respuesta es NO, eres un mounstruo.

Un mueble que nos guarda la ropa involuntariamente, que aguanta todos nuestras falacias de que están poseídos por monstruos. Un mueble al que alguna vez le hemos pegado una pegatina hortera sin su permiso... Realmente a él le gusta esa pegatina de Raichu? Sabemos si es seguidor del Murcia Fútbol Club o si Justin Bieber merece estar en sus muslos? No lo sabemos. De hecho, lo ignoramos. Y a pesar de eso, a pesar de que a veces se nos olvida de lo que un armario es y representa en nuestra vida, permanece ahí, quieto, siendo lo primero que vemos al despertar todos los días de nuestra vida, protegiéndonos cada noche.

Este es un mensaje en apoyo a los armarios. Por favor, seamos conscientes de estos seres inertes, de los cuales depende la salud de nuestras madres y la de nuestras sillas. Debemos aprender a respetar a los armarios y actuar en favor a ellos, así como darles alimentos y ofrecerles sacrificios de vez en cuando. No es necesario matar muchos seres humanos, (con unos cuantos que sean gorditos y que chorreen mucha sangre es suficiente) así que por favor, no seamos egoístas. No sabemos si algún día no podrán aguantar más nuestra despreciable ignorancia y se sublevarán y alzarán las armas contra nosotros. O lo que es peor, que se marchen a algún país sin polillas y establezcan un sistema económico monárquico-comunista totalitario, dejándonos solos, abandonándonos para siempre en un mundo sin armarios.

Pero ante todo somos conscientes de que somos humanos, y nuestra naturaleza nos hace a veces indiferentes a las cosas que realmente son importantes. Así has llorado con este mensaje y te ha tocado el corazón, es el momento de reconducir tu vida. Sécate las lágrimas y corre a abrazar a tu armario. Él te estará esperando!

viernes, 10 de enero de 2014

RESUMEN NOCHE DE FIN DE ANO. REPITO, ANO.



Para no alargarme demasiado, voy a escribirlo como si fuera una lista de la compra, vale? En plan:

Pepinos
Vinagre
Farlopa
Una docena de huevos
Queso
Una cabra viva
Comida pájaros
Váter
Etc

A ver, la verdad no tenía ningunas ganas de salir, y a la hora del consomé ese yo ya estaba con to el careto hundido entre dos cojines. Dicho esto, vamos allá (a ve si me acuerdo de todo):

Me recoge mi gran amigo Pablosky (sin vestir aún, cartera perdida, me olvido la botella, no cojo abrigo, diarrea crónica, en fin, todo perfecto para comenzar la noche)

Casa de mi gran amigo Valver. Copasos.

Casa de mi gran amigo Joaquinga, copasos a mansalva. Allí nos cebamos unos a los otros como buenos amigos, pero luego nos decimos que nos queremos y todo es felicidad. Más copasos.

Mi GRAN amigo Manolo desaparca un coche.

Nos vamos por ahí.

Vemos un cadáver. Le pegamos patadas y lo escondemos tras unos contenedores para rifarlo luego.

Yo no sé a dónde vamos.

Me encuentro a una amigas de mi hermana. Obviamente me quedo con ellas. Mis grandes amigos se van y me dejan sólo. No es tan grave. Me eliminan del grupo de Whatsapp. Ya es un poco más grave.

De repente pienso en cómo se debe sentir un tornillo de mesa de ping-pong.

Sigo por la calle sólo y aturdido. Me encuentro más amigas de mi hermana (están en todas partes). Bueno, la verdad es que ya son mías, o sea, mis amigas. Ok. Sigo.

Sutilmente una paloma se caga en mi cabeza.

Empiezo a abrazar a gente. Pierdo la cuenta. Me desoriento. Soy feliz. Decido ir a buscar a mi gran amigo El Pereda. Encuentro a más gente. Abrazos. Feliz Ano por doquier. Encuentro al Pereda.

Me voy por ahí. Tenía un cigarro en la oreja. Ya no está. El mundo de Narnia empieza a autodestruirse. Empiezo a pensar en ella. Mal. En unos minutos no me la puedo sacar de la cabeza. Blandita. Acolchada. Mi cama...

De repente me vacilan unos niños de 2 Bachillerato y me quieren pegar. Típico en mi vida.

Me voy con el Pereda por ahí a ver a una amiga. De repente me doy cuenta de que estoy congelado. Decido grabar un documental en el polo norte sobre el oso polar, pues ya estoy completamente inmunizado al frío. Decido irme a casa, sólo y sin churros.

Estrambóticamente un albatros se caga en mi cabeza.

Vuelvo a casa a pata. Por el camino creo ver al Yeti dirección Kulala en un vespino y con una camiseta de Los Ramones.

Me encuentro más gente por el Brillante. No comprendo qué puñetas hace la gente con su vida bajando de la sierra a pata a las tantas de la mañana.

Me cruzo con unos chavales y uno pega un grito cuando pasa junto a mi para hacerse el gallito ante sus amigos. Mi reacción es ponerme a chillar y gritar como un auténtico psicópata mientras, desbocadamente, me pongo a caminar de espaldas y hacer gestos extraños. El tio lo flipa. Huye.

Aberrantemente un pterodáctilo se caga en mi cabeza.

Llego a mi casa. Le doy las buenas noches a mis pájaros como buen desequilibrado por la fauna y me voy a la cama.

Duermo.

Me levanto. Saco a mis pollos pa que vuelen un poco. Meto un plato de macarrones con queso en el microondas y me pongo a escribir esta bazofia.

Buenos días y feliz año.

"Hija de perra"

El otro día dejaron una perra ajena a la propiedad de mi familia en mi casa, y se escapó. Pues bien:

NARRACIÓN COMPLETAMENTE REAL DE LO QUE HA SUCEDIDO CON LA PERRA:

El viento azotaba violentamente los árboles en la oscuridad de la noche, las ramas crujían y las hojas caían presa de la violencia de los movimientos y la fuerza de la lluvia, los monos se caían de las ramas y la Duquesa de Alba tomaba té con el Nigromante en Dun Guldur. La noche perfecta para irse de perreo.

Ella, perra incoherente con un cerebro atrofiado, no tuvo mejor idea que irse de paseo nocturno mientras el ciclón Putumunburuculugurdu castigaba violentamente a Córdoba por su ateísmo hacia la Navidad, adorando a castores gays tranasexuales que tenían como dios supremo a Papá Noel, cabecilla de la secta Gorros Coloraos (bajo la tapadera de gordo bonachón, él y sus súbditos traficaban con órganos extraídos ilegalmente de los niños a los que llevaban regalos, extrayéndoselos con magia negra mientras dormían), fácilmente identificable por la obesidad mórbida de sus seguidores y sus barbas hipsteras.

A esto había que sumarle, además, que hoy 25 de Diciembre, día en el que el niño Jesús nació, no hay ningún servicio de búsqueda de mascotas perdidas en funcionamiento, ni eso ni el Mercadona, así que realmente estábamos perdidos, porque en los chinos no estaban disponibles a un soborno de búsqueda.

Pues ella se fue, no se sabe por qué, con el amor que le dábamos tenía para dar y regalar toda la Navidad a todos los perros de la región, la cuestión es que se fue. Pero sus planes evasivos fueron contraatacados por un vecino aliado, que la vio a ella y a otro perro macho de la misma raza y color vagabundeando por las calles. Por lo que descubrimos que se trata de perros nazis cuya intención es conseguir una raza pura de labradores blancos para dominar a las demás razas. Gracias a Dios no llegaron al coito y el heroíno vecino colocado a heroína la cogió y mantuvo en sus aposentos toda la noche. El perro, llamado Adolf por la comunidad judía, consiguió darse a la fuga. Posiblemente esté organizando un ejército de labradores albinos para contraatacar al anochecer del sol nocturno, tercera alba a la luna de día del repollo heavy (según el calendario del LIDL).

Finalmente la perra ha sido devuelta al lugar al que pertenece, donde está siendo sometida a intensivos lavados de cerebro y reimplantación de recuerdos psicológicos, así como pálpitos rectales cada media hora. Todo ello enfocado a la destrucción total de sus recuerdos hitlerianos y a la implantación de una personalidad de agaporni, para poder vivir el resto de su vida junto a mis pájaros.

Sin más me despido. Todo lo que he escrito es fiel a la realidad y ni un sólo detalle ha sido exagerado y/o inventado. Insisto, lo que aquí acabáis de leer es la verdad. La batalla del fin del mundo se acerca, Luciferes sobre labradores blancos bajo la canción de la lotería de navidad se aproximan... Mas no sabemos el día ni la hora. Hemos de estar preparados. Y bien abrigados.

FELIZ NAVIDAD!!!


La vida misma

Señores, señoras. El mundo se va a la mierda.

Hace unos días tuve la desgracia de tener internet en el móvil. Tuve la desgracia de poder estar conectado las 24 horas de los 365 días del año. Tuve la desgracia de poder empezar a dejar de mirar los árboles cuando voy en el bus.

Me encantaría saber lo que piensan los abuelos todas las mañanas en el autobús, con sus artrosis y sus pelos en las orejas, al ver a la juventud con el cuello en un ángulo propio de un exorcismo clavando sus pútridas córneas carcomidas por el cáncer que desprende la pantalla de sus móviles. De verdad, es repugnante.

Perderse la oportunidad de ver como vuela una paloma tras los primeros rayos de sol, como defeca un perro al lado de una farola, como fuma su porro algún drogadicto en la calle, como pasea una orda de abuelas cotillas creyéndose divinas con sus tres pelos estropajosos en formas extrañas, y sus potingues de colores que hacen que sus poros supliquen luz solar y transpiración de forma desesperada. Todas esas cosas nos las perdemos todas las mañanas a cambio de saber el frío que tiene nuestra amiga cursi pija repelente y lo agustito que se quedaría ella, vaga de mierda, en su camita en vez de ir a clases porque es "mortal e inhumano tener clases tan temprano".

Además, a nivel personal, también pierdo la oportunidad de ligar en los autobuses, que como sabréis, es mi único y exclusivo coto de caza. Pero a uno le entran más ganas de dar amor a una comadreja parda común antes que a un ser zombificado con las vértebras del cuello sobresaliendo cual joroba de dromedario, los ojos inyectados en sangre y un cerebro de chupóptero social.

Hasta aquí mi reflexión. Pasen un buen día y vayan a ver El Hobbit con sus amigos.

Azucarudos.
Hola.

Me siento un poco mal porque me he comido un sandwich con moho para desayunar. Bueno, en realidad el cachito de moho se lo he quitado, pero ahora quién dice que no he ingerido algunas esporas?

Dios mío, puedo acabar como un gran Bob Esponja verde lleno de setas... Qué he hecho!! Contrarrestaré los síntomas comiendo algunas piedras. Los cocodrilos lo hacen para hacer la digestión, y acaso soy yo menos que un cocodrilo? Lo soy?

En verdad qué estoy diciendo... Acaso merece la pena vivir en este mundo? Un mundo donde los hombres se depilan? Un mundo donde las personas son más que los animales? NO!

No merece la pena vivir. Me rendiré a los champiñones que florecen en hermosos forúnculos dentro de mi cuerpo, sentado en esta butaca en las Jornadas sobre Cine y África cuya capa de terciopelo será triste sustitución de la suavidad del abrazo de una madre antes de morir. Adiós.

lunes, 7 de octubre de 2013

Triatlón IBERMAN

     Este fin de semana, como sabéis, he ido con la famili y los colegas de la playa a trabajar en el Triatlón IBERMAN en Islantilla. Hemos repartido botellas en mitad de la autovía a los ciclistas, repartido veinte kilos de plátano a cada corredor, hemos sido testigos de cómo es posible orinar con un mallot puesto y de que cuando llevas 200 km recorridos te da igual beberte la Coca-Cola caliente con el sudor de otro corredor que ha caído en el vaso después de echarse por encima una esponja llena de agua.

Desde luego lo que más me ha gustado además del buen rollo que había entre los voluntarios ha sido el humor de algunos atletas. A mi desde luego me chocó cuando en el kilómetro 21 de la vía verde, que estaba yo ahí en una carpa de suministros, a 20 metros antes de que un corredor llegara a donde estaba se pusiera a gritar "UN MONTAÍTO DE LOMO" cuando acababan de pasar compañeros suyos que no tenían nada que envidiar al rostro actual de Tuthankamon. Qué tios, qué máquinas!


Bueno, y los buffet libres! Qué maravilla! Cuánto obeso suelto. En el desayuno me puse unos croassans y entonces, veo patatas fritas bacon, huevos... y digo "QUÉ PUÑETAS, COLESTEROL A MÍ!" Y ahora soy unos gramos más gordo.

Pero me lo estaba pasando tan bien que digo "por qué no hacer el imbécil y hacerme un esguince?" y entonces ELLOS dijeron "A POR JAVI!" y millones de almohadas y cojines se abalanzaron sobre mí ante la mirada de mi hermano Jaime que se reía como un psicópata de mi desgracia. Intenté coger un colchón y utilizarlo como una barrera pero sus cojines eran demasiado largos y penetraban por los costados del mismo, golpeándome en la cabeza y las partes vitales. Me sentía aturdido... eran demasiados para mí, debía aceptarlo, no podía contra ellos. Mi cuerpo se encontraba en un callejón sin salida, mi destino era sucumbir... Pero yo me negaba a tirar al suelo mi almohada 100% algodón vegetal y aceptar la cobarde derrota del soldado que no lo dio todo antes de morir, antes de intentarlo todo. Por ello, el honor se impuso a la coherencia y tome la decisión de un último ataque, un ataque masivo, un ataque mortal, un ataque suicida.

Mi último objetivo se basaba en tirar aquel colchón sobre un par de ellos, mis enemigos. Justo después pasarme a la cama paralela atizando en la cabeza a otro y por último, saltar sobre otros dos sin precisión alguna. Simplemente acabar encima suya y hacerles perder el equilibrio. Con suerte caerían al suelo y se golpearían con algún objeto punzante en la cara o en los cataplines. Era el plan suicida perfecto.

Entonces comencé mi último ataque. Me deshice de mi barrera colchonera empujándola contra mis atacantes, pero creo que se calló hacia el lado incorrecto porque en cuestión de un momento me dieron tres almohadazos en la cara, un cojinazo en el ojo y un objeto no identificado pasó a escasos centímetros de mi oreja. El inicio del plan no había sido el planeado.

Pasé muy aturdido a la segunda fase, pero estaba tan desorientado que no sabía a dónde tenía que ir. Almohadas se propulsaban hacia mi mientras los que las manejaban reían a carcajadas como auténticos locos. Yo no podía ser menos, debía aparentar dureza en mis últimos momentos. Comencé a chillar como una chinchilla guerrera y golpeé en la cabeza a otro de ellos... bueno, eso era lo que tenía planeado porque me di cuenta de que no tenía mi arma. Un cojín volador procedente de la otra punta de la habitación impactó en mis costillas bloqueando mi capacidad de respirar. Empecé a comprender que todo estaba perdido, que mi plan había sido una auténtica bazofia, que su estrategia numerosa era mejor que mis planes suicidas de retrasado mental... Así que salté sobre los dos atacantes que más cerca tenía. Me impulsé desde la cama y salté... volé... Por un momento mi cuerpo quedó suspendido en el aire, como a cámara lenta... Almohadas volaban girando alrededor mía. Si hubiera mirado hacia abajo abría visto cuerpos esparcidos por el suelo aplastados por mi colchón y puños cerrados que intentaban, en vano, golpearme (mi plan no había salido tan mal a fin de cuentas). Pero ahora debía aterrizar.

El aterrizaje debía ser caótico y preciso al mismo tiempo. Debía caer sobre mis enemigos y caer de pie, para morir de pie. Justo empezaba la gravedad a devolverme al suelo que me vio nacer y me vería morir, abrí los brazos para golpearles y estiré mi pierna para aterrizar... Pero un colchón me atizó en la espalda, perturbando mi trayectoria de caída y mi orientación... Mi pie, entonces, tocó tierra con un mal ángulo, se dobló de manera antinatural hacia adentro y gritos, dolor... negro.

Y aquí estoy chavales, con la pata en alto. Sin haber ido a clases. Con la despensa vacía. Sin ducharme. Sin muletas. Después de haber hecho doblemente el ridículo en el hospital moviéndome yo sólo por las salas en una silla de ruedas impulsada por mi único pie sano. Siempre acompañado del chirrío de una rueda oxidada y mi impactante velocidad de 0,1 km por hora (me tuvieron que llamar 3 veces en mi camino de la sala de espera a la consulta, pero es que mi vehículo no daba para más caballos oye).

Pero bueno, la experiencia ha sido exquisita y me lo he pasado muy bien. Ahora bien, no puedo decir lo mismo de mis próximas tres semanas 

Saludos vendados!

viernes, 23 de agosto de 2013

CUENTO: El camarero Cemento.

"El camarero Cemento"



Esto era un hombre que tenía tres agujeros de la nariz y de pequeño todo el mundo le pegaba palizas con objetos inertes y gatos. Debido a la pechá de golpes que recibió en su infancia la cara se le quedó deformada en forma de "8", por lo que su familia comenzó a pegarle también.

El sueño de este ser era abrir un bar. Su abuela intentó asesinarlo, ya que el sueño de su familiar hembra adulta era que su nieto fuera constructor de fregonas. Después de su intento de asesinato se vio tan agobiada debido a que no podía cagar, que se metió una aspiradora por el culo y murió al succionarse el corazón. No contó con que su cuerpo era fláccido y blandito y que podía resultar peligroso. Como bien dice el refrán: "No se meta por ahí una aspiradora, señora, que la muerte será dolora."

En fin, la cuestión es que este hombre decidió ser diferente, pues lo era. No había nadie en el mundo que tuviera tres agujeros en la nariz. Esto era una bendición en verdad. Pues al tener más espacio en la nariz podía aspirar con mayor potencia, lo que le permitía a los pulmones obtener más oxígeno, el cual, era enviado a la sangre, que a su vez llegaba al cerebro. Y debido a tal cantidad de oxígeno y buena circulación sanguínea, aumentó su tamaño, gracias a que la forma en "8" de su cráneo se lo permitía. Era pues, la maldición convertida en bendición.

Obtuvo una gran inteligencia este señor, la cual utilizó para vengarse de los que de pequeño le habían pegado. Dichas personas eran todas gordas, pues le quitaban el bocadillo de pequeño. Pero no contaban con que este hombre (llamado Cemento, por cierto) sabiendo que le iban a quitar el alimento, colocaba entre las rebanadas de pan un poco de manteca de elefante con aguarrás de lámpara, mezcla supersónica la cual hace engordar a quien la ingiere, 30 años y 3 días y medio después.

Bueno, pues como iba diciendo, estas personas todas tenían bares, pues eran gordas y les gustaba comer (además eran un poco pobres porque sus clientes nunca tenían comida ya que los dueños se la comían toda cuando la traía el camión). La idea de Cemento era quitarles el negocio y dejarlos a todos en la ruina. Una vez conseguido, morirían todos de inanición y se pudrirían en sus bares, ya que su grasa y forma esférica les impediría moverse. Era el plan perfecto. Para ello, Cemento analizó al pueblo en el que vivía y se dio cuenta de que todo el mundo era tonto. Hacían cosas raras y comían piedras. No se sabe por qué, pero anualmente, todo el pueblo se reunía en la plaza y hacía una fiesta que consistía en quemar una hoja, bailar alrededor de ella al ritmo de rakatanga y después prender fuego a las casas y a un fresno. Bueno, pues el personaje de esta historia decidió utilizar tal retraso a su favor. ¿Cómo lo conseguirá? 

Muy sencillo. Cemento inventó una oferta bestial a la que ningún tonto, tacaño, oloriento y pobre podría resistirse. Lo que hizo fue fijarse en la oferta que todos los bares tenían en el mercado por aquel entonces: un tercio de cerveza y una tapa por 2 € y la sustituyó por otra parecida. Cambió el tercio de cerveza por un tercio en papel literamente, es decir, cogía papel de váter o normal y escribía en postura de Carlos Arguiñano un "1/3" mientras sudaba y se ponía rojo con los ojos desorbitados e inyectados en sangre (para que el cliente viera el esfuerzo y el arte. Lo que no sabían es que en verdad estaba plantando un pino). Con la tapa lo que hizo fue sustituir la tapa de comida por una tapa normal. Una tapa de un bote o algo así. El plan fue un éxito.

Todo el pueblo iba al bar y pedía la oferta del tercio y la tapa (inicialmente costaba 1,5€, pero luego dado los beneficios lo ascendió a 385€). La gente la pedía a millares y se sentaba en una silla, en la barra o en una cabra disecada que había en una esquina. Tocaban el papel (donde estaba escrito con boli el tercio) con mirada escrutadora y lo acariciaban. Al final sonreían y ponían cara de placer mientras decían: "¡REALMENTE ES UN BUEN TERCIO! ¡EL MEJOR QUE HE VISTO! ¡MI MUJER ME ODIA! ¡MIS HIJOS NO ME HABLAN! ¡QUIERO OTRO!". Y lo mismo pasaba con la tapa. La analizaban de arriba abajo, la acariciaban con la yema de los dedos para morderla suavemente y exclamar rebosantes de gozo: "¡ESTA TAPA ES SOBERBIA! ¿DIOS NOS AMA? ¡SOY UNA CHICA YEYÉ! ¡NECESITO MÁS, DAME MÁS, QUIERO MÁS, MOVE YOUR BODY, PÉGATE MÁS!"

Y consiguió lo que se propuso. Los demás bares cerraron con los dueños dentro de ellos, incapaces de moverse y se los comieron las ratas y las mariposas carnívoras de la región (que tenían tatuajes de Emma Watson y Lady Gaga cabalgando juntas en pony). Su fama se extendió por todo el mundo y personalidades de todas las naciones iban a su bar. Se hizo rico. Al principio todo era felicidad. Pero su alma se fue corrompiendo poco a poco. Su alma inocente y herida de niño al que todos pegan fue apagándose y sustituyéndose por otra egoísta y negra. La oscuridad se apoderó de su mirada, la cual solo ansiaba el poder y el dinero, los lujos y los placeres. Llegó hasta tal punto de insensibilidad que una vez incluso pegó a un perro. Era un cachorrito de labrador... le hizo daño.

El alma herida de jóven puede volverse como las almas que la herían de mayor. Así pues un día nuestro corrompido Cemento se compró una cafetera nueva. Vino mal de fábrica y la devolvió. La devolvió después de matar al niño con mocos que le entregó el paquete con una sonrisa llamando a su puerta en horario de siesta. Pero el dinero de la devolución nunca llegó a su cuenta bancaria. La ira se apoderó de su mente cegando cualquier uso de razón y mandó asesinar a toda la agencia de Nespresso. Pero eso no hizo que su dinero retornara a él. Una mañana, mientras defecaba, su corazón no pudo aguantar la presión del apretón y el agobio del dinero... y explotó como lo hizo el corazón de su difunta abuela. Y allí se quedó, tendido en el frío suelo de blanco mármol. Con el culo al aire y el mojón a medio salir. Con el último suspiro de metano. Con el último sentimiento del sabor metálico de la sangre. Pues ni la venganza ni el exceso, engordan más al que ya está obeso.


FIN

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